La unidad se orienta al estudio de la cuenta, su objetivo y clasificación, así como de la necesidad de aplicar los esquemas de mayor, el catálogo de cuentas y la guía contabilizadora.

La cuenta es un registro donde se anota en forma clara, ordenada y comprensible los aumentos y las disminuciones que sufren cada uno de los conceptos que integran el balance general y el estado de resultados, como consecuencia de las transacciones realizadas por la entidad. Su objetivo consiste en captar la historia de cada uno de los renglones de los estados financieros, según se refiera a las propiedades de la entidad, sus deudas y obligaciones, sus dueños e ingresos y egresos respectivamente.

La cuenta se representa mediante una “T”, conocida como esquema de mayor. Se compone de dos partes: una izquierda llamada debe y otra derecha denominada haber.

En la cuenta se observa el principio de la dualidad económica, es decir, se integra con los recursos de que dispone una entidad para la realización de sus fines y con las fuentes de dichos recursos, los que a su vez constituyen la especificación de los derechos y obligaciones considerados en su conjunto. En otras palabras: A = P + C, ecuación que deriva de la propia dualidad económica, que establece que toda transacción económica tiene una causa y por ende produce un efecto, compensándose así numéricamente.

En general, las cuentas de balance se clasifican en cuentas de activo, de pasivo y de capital. Las primeras se refieren a los valores, bienes y derechos de una entidad; las segundas a las deudas y obligaciones; y, las terceras a los movimientos originados por conceptos de nuevas aportaciones, resultados, reservas, etcétera.

La cuentas de resultados se clasifican en cuentas de ingresos y de egresos, y son las que afectan la utilidad o pérdida de la entidad.

Todas las cuentas que se llevan en la contabilidad tienen un saldo, que es la diferencia que resulta entre la suma de los movimientos del debe (cargos) y la suma de los movimientos del haber (abonos).

La cuentas de activo deben iniciar con un registro en el debe y tienen un saldo deudor, las cuentas de pasivo con un registro en el haber y tienen un saldo acreedor; en tanto que, las cuentas de capital requieren iniciar con un registro en el haber y tienen un saldo acreedor..

Las cuentas de ingresos deben iniciar con un registro en el haber y tienen un saldo acreedor y las cuentas de egresos con un registro en el debe y tienen un saldo deudor, para determinar así el resultado de las operaciones de la entidad.

Lo anterior, permite concluir lo siguiente: las cuentas de activo se consideran invariablemente de naturaleza deudora y las cuentas de pasivo y capital de naturaleza acreedora; luego entonces, la suma de las cuentas deudoras, debe ser igual a la suma de las cuentas acreedoras para mantener la dualidad económica en el balance general o estado de situación financiera.

Los esquemas de mayor que simbolizan a la cuenta, representan un libro contable que agrupa las cuentas que integran la contabilidad de una entidad, conocido como libro mayor

El catálogo de cuentas es una relación de todas las cuentas que se utilizan en la contabilidad de una entidad, el cual está sujeto a una permanente actualización, es decir, debe ofrecer flexibilidad para poder crecer en el momento en el que la empresa se expanda o se desarrolle. Su objetivo es establecer las cuentas que se utilizarán en la entidad.

La guía contabilizadora permite a los encargados de la contabilidad establecer los criterios de registro de manera detallada de las transacciones financieras. Su objetivo consiste en que al registrar todas las transacciones de una entidad, disminuye la posibilidad de error.